Lo primero que debemos hacer es responder a algunas preguntas clave sobre esta temática, como:
¿Se puede innovar en EF?
¿Supone cambiar la forma de enseñar, la de aprender y los contenidos?
¿Se puede mejorar la calidad didáctica del docente?
-Sí se puede innovar en la Educación Física, y no solo es que se pueda, sino que se debe innovar porque como plantea Montero y Vez (2004, citado por Romero, 2007), es la oportunidad de configuración de conocimientos dando valor al saber de los prácticos, al igual que la relevancia al contexto socio-cultural y las condiciones de producción del discurso práctico. Nos encontramos ante la posibilidad de obtener un conocimiento sobre lo que ocurre en la práctica (Elbaz, 1988; Carter, 1990 citado por Romero, 2007), llegando a interpretar determinados acontecimientos y tomándolo como hipótesis de partida para futuras prácticas. La innovación es un elemento de referencia para los procesos de reflexión en y sobre la acción (Schön, 1987, 1992 citado por Romero, 2007) lo que nos llevaría a una investigación para la reconstrucción de un cuerpo teórico explicativo de los procesos de enseñanza y aprendizaje y de las propias actuaciones en la puesta en práctica de dichos procesos en la Educación Física.
-Sí supone cambiar la forma de enseñar, la de aprender y los contenidos, cosa que se deriva de la anterior explicación. Pero supone cambiar para mejor, para que los profesores de la materia estemos al día y llevemos a cabo unos contenidos lo más actualizados posibles utilizando unas estrategias de enseñanza-aprendizaje adecuadas a nuestros tiempos.
-Sí supone mejorar la calidad didáctica del docente. Renovarse y formarse ya supone dar calidad a nuestra intervención y si además lo hacemos día a día mejor. Aquí entra también en juego la profesionalización en el campo de la enseñanza. El proceso de profesionalización, que hace que se lleve a cabo una práctica de enseñanza de mayor calidad, se da de manera progresiva a lo largo de los años en los que se va aprendiendo sobre la práctica profesional, comenzando desde la formación inicial, inicio de la enseñanza o a la socialización y el desarrollo profesional.
Y todo esto que hemos venido diciendo sale del docente, nadie nos lo impone. A día de hoy la Administración educativa no obliga a los profesores a innovar o a investigar, pero también es verdad que la presentación de proyectos de investigación que queramos llevar a cabo en las aulas ante la Administración está subvencionada, aunque la cuantía económica para sufragar los gastos suele ser escasa.