En esta tercera entrada sobre el Pilates vamos a hablar de cómo ponerse en forma a través de este método, tonificando todos y cada uno de los músculos de nuestro cuerpo.
Aquí dejamos a un lado los límites por motivo de lesión y damos mayor intensidad a nuestras clases. ¿Cómo? primero exigiéndonos un mayor control, ya que el Pilates antepone la calidad del movimiento a la cantidad de estos. Hacer cualquier ejercicio de Pilates consiguiendo que se implique la musculatura adecuada y llevando a cabo el movimiento de forma controlada y coordinado con la respiración va a suponer un esfuerzo que muy poca gente conoce y de esta manera conseguiremos aumentar la intensidad en las clases.
Además, conviene hacer que todos los grandes grupos musculares (lumbares, abdominales, pectorales, glúteos y piernas) se trabajen en cada sesión, con lo que tendremos una sensación de plenitud al finalizar cada clase.
Existen multitud de disciplinas deportivas en las que el trabajo de Pilates es beneficioso: esquí, tenis, natación, ciclismo, golf o running son un ejemplo que iremos viendo más adelante.
Adamany K. y Loigerot D., (2006). PILATES. Guía para la mejora del rendimiento. Paidotribo: Barcelona.