Después de pasar 6 años en la Universidad y conocer más o menos los entresijos de esta, nunca me hubiera esperado que los rectores de las Universidades españolas se plantaran ante el Ministro de Educación.
Lo habitual era que el poder (en la Universidad) fuese de la mano del poder (del ministerio) y que fuésemos los estudiantes los que luchásemos contra ambos para conseguir los avances que son necesarios en esta etapa educativa. Pero muy mal, fatal, debe estar la cosa para que hasta una institución académica en toda regla se rebele contra otra de mayor poder.
Lo dicho, lo nunca visto.
Esta claro que los rectores no son tontos y también se dan cuenta de las injusticias que se están llevando a cabo en la enseñanza española, pero también es cierto que sólo levantan la voz cuando les afecta directamente a ellos. Ahora no pueden verlas venir y dejarlas pasar.